La Cueva de las Manos, está tallada por la erosión en los elevados riscos que acompañan al valle del Río Pinturas en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia Argentina. Presenta en su interior pinturas rupestres realizadas durante un extenso período, algunas están datadas aproximadamente con una antigüedad de 10.000 años. Entre las muchas pinturas presentes en la cueva destacan los grandiosos murales compuestos de cientos de manos en colores ocres, negros, violetas, blancos, rojos, verdes y amarillos. Se confeccionaban con frutos, plantas, rocas molidas y la sangre y la grasa de los animales cazados. Dichos pigmentos eran estarcidos o soplados mediante cánulas de huesos de animales. Estos murales constituyen sin duda una de las primeras obras maestras de la pintura universal.
Tradicionalmente se considera el arte como audiovisual. No se debe descartar también al tacto, ya que la mano es un órgano vital, sobre todo para el hombre primitivo. La técnica era manufacturada y aún hoy debe de ser considerada como una verdadera forma de comunicación.
El Mural de las Manos contiene un alto componente “mágico”, próximo a un ritual de unión mística con la piedra que lo sustenta, así como una intención de perpetuidad de quienes dejaron estarcidas sus manos en La Tierra.
No es una única mano. Sino casi mil de ellas. Es la suma de todas las manos, generación tras generación, las que procuran los medios de subsistencia. El trabajo colectivo, la obra de tantas manos unidas, eleva al ser humano por encima de otras especies.
La suma de todas estas manos se asimila a un fuego eterno, congelado en el tiempo. Hoy subsiste el recuerdo, la memoria colectiva que deja impresa para la posteridad la fortaleza conjunta de la tribu.
Aunque la mano es un elemento fácilmente identificable, no por ello debiéramos hablar de pintura figurativa ya que El Mural de las Manos no es sino la síntesis de un adelantado pensamiento abstracto.
Sus descendientes, los tehuelches creían en los espíritus de ciertos matorrales y en una deidad suprema que creó el mundo pero que no interviene en él. Tan sólo existe el mito.
Maravilloso, eterno grafiti.
