Ciudadanos griegos durmiendo en un teatro cásico. Atenas. Febrero 2012. Autor desconocido |
El escenario
no está en la Escena. Se ha desplazado a los bordes de la platea, allá, centrifugado
y expulsado del centro del universo, de la vida.
Los
napolitanos presumen que su ciudad es una platea que mira sobre la escena, que
no es otra cosa que el mar. En él no ocurre gran cosa ya que los sueños, las
penas y las alegrías…, la vida… el propio teatro se crea sobre los asientos ya
rotos de hormigón y terciopelo, en las casas de fachadas de melocotón, en rancios
palacios de cenizas como las de Pompeya y Herculano. La Escena, y que ellos
llaman Il Mare ya no ofrece gran cosa
digna de admirar, está hueco, sólo… Ya nadie espera a Odiseo, nadie lo surca en
busca de L’America.
Si la vida
es puro teatro, ésta es la imagen del drama que supone no ser ya responsables
de las acciones. Son otros quienes escriben los guiones, son otros quienes
dirigen los actos, son otros quienes visten la escenografía… ellos son simples
actores sin posibilidad de improvisar. Son marionetas de manos rotas que se han
cansado ya de bailar en la escena de la vida. Miguel de Unamuno lo dejó muy
clarito en su “nivola” Niebla. Felices
tiempos los del pan de oro. Hoy los sastres diseñan con cartones y grapas. Es
más sostenible. Bienvenido para algunos es el reciclaje y la falsa modestia de
quienes creen haber encontrado El Dorado
sin el permiso de Dionisos. Ahora Apolo es de cartón y papel de aluminio, de trapos y mondas de naranjas recicladas.
Erase una vez
cuando la arquitectura era eterna, nacida del mito y levantada en piedra. Erase
una vez la arquitectura efímera, del chiringuito, nacida de la supervivencia
y levantada en palos y cartón prensado.
Se escribe acerca
de la sostenibilidad de la polis, el
reciclaje urbano o la re-adaptación de arquitecturas de otros tiempos a los nuevos usos
actuales (hecho que siempre ha ocurrido; ahí está el Palacio de Diocleciano en
Spalato para demostrarlo), pero acerca de la sensibilidad que ofrece la
arquitectura o sobre aquello que ésta escupe
a su alrededor no se cuenta gran cosa. Es más efímero pero tiene una fuerte
permanencia en las estructuras mentales y hasta en ocasiones ofrece como
resultado eso que antes se llamaba belleza y que parece haberse olvidado.
Se pueden
construir horrores con mármoles y piedras, o maravillas con chapas y cartones. Los
Seis personajes en busca de autor de
Pirandello sabían que el autor necesitaba seis personajes. Esta es la cuestión
que desprende la fotografía anónima del ágora ateniense actual.
Algunos
dicen que el teatro es pura invención y fruto de la imaginación de los
mortales. Es cierto, quizás por ello la escena se encuentre vacía, sola, como
el mar frente a la ciudad de Nápoles.
19 de
febrero de 2012
Justo Ruiz
Granados
precioso y doloroso texto Justo, pero absolutamente "ad-hoc", gracias por tu sensibilidad. Concha Roa.
ResponderEliminarHola Concha,
ResponderEliminarSin entrar en las connotaciones sociales, técnicas, financieras o de "ruina" de la imagen la sensibilidad puede ofrecer muchas soluciones. A veces una lagrimita o una sonrisa son suficientes para cambiar el mundo a mejor. Hoy en día la "arquitectura plutocrática" no le interesa a nadie y está absolutamente fuera de la Escena.
¡Muchas gracias Concha!
Maravilloso texto, Justo. No sabía de tu habilidad con la palabra escrita. Me ha encantado, de verdad. Da gusto leer algo inteligente y sensible al mismo tiempo, para variar.
ResponderEliminarTerrible la imagen del teatro. Estremecedora.
Gracias David,
ResponderEliminarLa palabra escrita se subestima con una imagen como esta. Lo mío son los lápices.
¡Un fuerte abrazo!
Justo