El automóvil es femenino; en italiano la machinna. Carlo Mollino, siempre tan epicúreo, supo sacarle provecho al adjetivo de la curva como nadie. Sus diseños son de una sensualidad espléndida. Allá en donde otros proyectaban en modo ronco Mollino lo hacía desvistiendo sus modelos hasta dejarlos en la más delicada y sugerente abstracción femenina. STROMBOLI es un volcán, pero para los italianos es La Montagna, también en femenino, en señal de prudencia y respeto a la ferocidad de la diosa Hera y que los romanos llamaron Juno. La Mamma, la Donna cannone e la Madonna, el complejo del italiano o el mito delle tre donne lo tenía Carlo Mollino metido hasta el tuétano y sus cientos de psicosomáticos y retorcidos dibujos dan fe de ello, no obstante muchas de sus obras terminadas no pueden ser más bellas. Tras la tempestad llega la calma.
Justo Ruiz Granados
No hay comentarios:
Publicar un comentario