lunes, 12 de diciembre de 2011

---> 1. Arquitecturas en el limbo. El barón rampante





Cosimo Piovasco di Rondò, ejerció a su manera el derecho a la discrepancia con tan solo doce años de edad, y esta elección la llevaría hasta sus últimas consecuencias. Su padre era una persona a la que le importaba mucho lo que decía la gente y su madre era una mujer estricta y de carácter militar. Cosimo decide subirse a los árboles para no bajar jamás como rebeldía ante el mundo. Un mundo en el que se niega la más sencilla de las libertades, que ve reducidas a una serie de comportamientos preestablecidos.

Il barone rampante (el barón rampante) es una maravillosa y conocida historia que Italo Calvino publicó en 1957 y en la que el protagonista no es sino su propio “alter ego” en respuesta a la invasión soviética de Hungría en 1956. Hecho que le llevó a abandonar el Partido Comunista y cualquier compromiso político, ya que en palabras del propio Calvino “el hombre, se ha de desvincular de los condicionamientos ideológicos y políticos, de las ideas preconcebidas y de las imposiciones intelectuales…”. Que la novela esté ambientada en la Europa de finales del S.XVIII y principios del S.XIX tampoco es casual. Cosimo recorre el continente de punta a punta contemporáneamente a los Absolutismos, la Revolución Francesa y durante el ascenso y el ocaso de Napoleón Bonaparte.

Lo realmente maravilloso de esta historia, a diferencia del Buen Salvaje rousseauniano o del Tarzán de Burroughs, es que Cosimo permanece completamente integrado en su sociedad, en su comunidad. Su actitud es la del rebelde activo.

Cosimo vive en un territorio ambiguo que no forma parte ni de la tierra ni del cielo. Una frontera de sección a veces apoyada y otras suspendida, tal y como le comenta a su querida Viola mientras ésta se columpia y éste la iza y le comenta: “ahora formas parte de mi mundo”, o bien cuando Cosimo se agarra a un globo aerostático y es suspendido pero no deja del todo de abandonar “su territorio”. Metafóricamente este mapa nos ofrece una intensa reflexión social y proyectual en la Arquitectura. Lástima, o buenos mal, que exista la gravedad. En cualquier caso el mundo del diseño y de la arquitectura está lleno de ingenios que no son: ni de aquí, ni de allá. Su precisa ubicación es “un limbo” necesario para ser comprendida y ser eficaz en su función: un paraguas, una pista de coches de choque, las mesetas de los templos mayas, el peine de un teatro, un columpio,… 

Nadie mejor que el bueno de Cosimo Piovasco di Rondò, el barón rampante, como mediador e inspirador en estos y otros muchos asuntos. Los veremos, los veremos…



Justo Ruiz Granados

2 comentarios:

  1. Esto del activismo comprometido e integrado es como para apuntárselo!. Una lectura del Barón rampante actualizada es esto, si señor.
    Enhorabuena y saludos!

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  2. Santiago, gracias por tu comentario. Difícil asunto el de llevar a cabo este tipo de rebeldía sin tener que subirse a los árboles, pero pienso que hoy por hoy es necesario este activismo comprometido e integrado como tu dices.
    Muchas gracias y un abrazo :-)
    Justo

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